Uno de los dos guepardos con su excelente visión, se percató inmediatamente que no muy lejos de él, tenía frente a él una deliciosa cena de cachorro de Jabalí.
La madre facóquero sin perdida de tiempo, se levantó y puso en alerta a todas sus crías del peligro que se les avecinaba.
Todos salieron corriendo hacia los hoyos, que estos habían practicado por toda la Sabana Africana como vivienda de seguridad para pasar la noche. (Estos animales tienen por costumbre entrar en los hoyos de espaldas, para en el caso de un ataque, poder defenderse de cara).
Y, excepto uno, que encontró un hoyo demasiado pequeño en la que no cabía más que la mitad de su cuerpo. ….el resto consiguió llegar a buen puerto.
El Guepardo que siempre busca a la victima más débil, se dio cuenta de ello y acto seguido con la gran rapidez que les caracteriza, fue en busca de su presa. El pequeño Jabalí sin pensarlo dos veces, salió corriendo en busca de otra madriguera más segura pero no contó con la velocidad del feroz depredador que por un pelo, casi consigue su deliciosa cena.
Por fin!! el pequeño Verrugoso consiguió encontrar un escondite lo suficientemente seguro y profundo al que el Guepardo no podía llegar, dándose al fin por vencido con la captura del pequeño cachorrillo.
Pasado un tiempo prudencial y viendo que se hacia de noche, el pequeño infeliz optó por salir del escondite y buscó por todos lados a su madre y hermanos, pero claro! con tanto correr de acá para allá intentando librarse de una muerte segura, se dio cuenta que se había extraviado en medio de aquella gran Selva.
Estaba oscureciendo, así que sin pensarlo dos veces, fue en busca de una familia adoptiva, pero quién podía querer a un ser tan feo y horrible como era él…...., rechazado una y otra vez por todas las familias de animales que vivían en la misma zona, triste y desolado, se dirigió hacia un viejo tronco de árbol, el único que estaba dispuesto a adoptarle, permaneció temblando de miedo por los ruidos espantosos que escuchaba y muchas sombras gigantescas y extrañas, de los seres que habitaban por allí cerca. Pero estaba tan cansado que al final se quedó dormido.
Mamá Facóquero en cuanto se dio cuenta que le faltaba una cría, empezó a buscar y llamándolo, gruñó una y otra vez por todos los escondites cercanos que encontraba, pero sin fortuna en la búsqueda regresó a la madriguera desde donde continuó llamándolo.
Mientras tanto el cachorrillo que despertó con la luz del Sol, escuchó a lo lejos la llamada de su madre que no cesaba de gruñir junto a sus hermanos y guiado de su excelente oído y olfato, la familia de facóqueros pudo al fin reencontrarse, con gran alivio y felicidad para todos.
Y así termina este cuento Africano, en el que con mucha frecuencia no suele ocurrir en la realidad diaria de la Sabana Africana. (cdgp)
Este cuento me a gustado mucho Carlos y termina bien feliz todos. Saludos
ResponderEliminarInteresnte cuento, me ha gustado. Estube dando una vuelta por el blog y casi todo ya lo conocia pero sigue siendo todo fantastico. Me quedo a la espera de cosas nuevas que seguro que seran tan buenas o mejores de lo que ya hay Muchísimos besines CAZURRINA
ResponderEliminarAnónimo/a gracias por tu comentario y visita, pero si no picas en Acceder o Seguir, no sabré quien eres. Saludos
ResponderEliminarHola Cazurrina, que alegría verte por aquí, como me recuerda esto a días vividos y pasados juntos, jajaja, recuerdas?, fuiste mi primera amiga. Si es cierto, excepto algunas cosas lo demás ya lo tenía publicado, pero como es mío original tenía que traerlo aquí para empezar lacasa por los cimientos, jajaja.
ResponderEliminarYa sabes, si no pones Cazurrina no habría sabido que eras tu, tienes que Acceder o Seguir, asó no te llegará nada de lo que escriba ni las respuestas a este